¡Buenas tardes vespertinos!
En ecos de un fin de semana frío por lo general, el deporte ha sido el gran protagonista.
En terreno futbolero, el Barça arrasa cual huracán por donde pasa y se sitúa líder de la liga BBVA.
El torbellino del Valencia arrecia por momentos mientras los vecinos de Castellón brillan con luz propia.
En cuanto a los equipos madrileños el Real Madrid sigue dando bandazos, hasta caer de costado. El Atlético suma tres puntos ante un débil rival y el Getafe no muestra ni por asomo los atisbos de grandeza que nos llegaron a encandilar. Al principio de temporada suele permitirse vivir en el anonimato.
Sin salir del césped Sergio García se desvía al bunker del Volvo Masters y a pensar en otra cosa. Seve Ballesteros está consciente y reposando.
Guarnecidos del vendaval, entre los brazos de Vistalegre, en
Al otro lado del charco donde el baloncesto adquiere otra dimensión, en el edén de la canasta, donde las reglas no coexisten se respira una brisa latina. Los españoles empapan de buen gusto la mejor liga del mundo.
Con las redes de por medio, Tsonga levanta el Torneo de París y se postula como claro candidato al título de mejor espadachín, además de la baja de Nadal, la flexibilidad lumbar de Federer y la manicura infructuosa de Del Potro.
Para concentrar el tronar de los motores, Alonso consiguió acabar segundo en el último Gran Premio de Brasil, Massa acabó llorando y llorando ganó el mundial Hamilton. El título en una curva y en el aguacero de torpezas de Toyota. Es la crónica negra de un fin de semana de bajas presiones.
Arián Zargarán
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